La Inclusión de Porcentajes en los Objetivos del Milenio Post 2015
Sobre la inclusión de porcentajes en los Objetivos del Milenio Post 2015 (y ETP post 2015) frente a la universalidad de los derechos “a ir por todos y todas”.
Como se sabe, el concepto de "Protección Integral de los Derechos del Niño" es un salto cualitativo fundamental en la manera de considerar los derechos del niño. La base de este nuevo enfoque se apoya en una comprensión holística del desarrollo del niño que incluye el desarrollo físico, mental, espiritual, moral, psicológico y social. También se conoce con el nombre de "enfoque integral", y aboga por un enfoque integrado del desarrollo, que se concibe como un todo más que la suma de sus partes y componentes.
El enfoque de "protección integral de los derechos" no solamente promueve la comprensión holística del desarrollo del niño, sino que expresa la naturaleza multidimensional e interdependiente de los derechos.
Teniendo en cuenta esta perspectiva, percibo que las OMEP de Latinoamérica esperan que las políticas tiendan a proteger y garantizar un número cada vez mayor de derechos, alcanzando su universalización.
Una condición muy importante es que la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (CDN) establece el principio de la universalidad. Se trata de construir un sistema de protección integral de los derechos de todos los niños.
Por esa razón, cuando trabajamos en incidencia política para que los derechos se amplíen para la primera infancia, la OMEP no puede apoyar la idea de que solo un porcentaje de niños goce del derecho a la educación, porque el objetivo deben ser todos los niños.
Sin embargo, la CDN reconoce que hay grupos de niños que crecen en contextos extremadamente difíciles en los que se violan sistemáticamente sus derechos. Es decir que hay que aplicar medidas especiales para su restitución. Desde esta perspectiva, y teniendo en cuenta las dificultades que tienen los países para asegurar los derechos (y de comprometerse políticamente en ello), reconocemos que a veces es complejo que los Estados acuerden totalmente con este enfoque de protección integral de los derechos y se intente, según la capacidad de las políticas, equilibrar las consideraciones de universalidad y particularidad, planteándose primero atender a los sectores más vulnerados.
Entendemos que estos enfoques son complementarios, y que también se debe trabajar en la adopción de medidas especiales que traten de conciliar el alcance universal de los derechos y en empujar para que se otorgue prioridad a la protección de los derechos de la infancia.
En los principios públicos y éticos de OMEP, la CDN es el inicio que marca nuestro horizonte. OMEP ha participado en su elaboración y ha luchado durante casi 70 años por los derechos humanos de los niños desde el nacimiento.
Hay que respetar el hecho, que según el Derecho Internacional, la firma de la Convención no es sólo una declaración de principios que los Estados hacen el compromiso y la voluntad de garantizar los derechos de los niños, sino una obligación jurídicamente vinculante, es decir, el CDN impone una real obligación, ya que es un tratado internacional. Por esa razón, todos los países deben promover, proteger y restituir los derechos
La ratificación realizada por todos los países, excepto Somalia y EE.UU., implica un compromiso jurídico de cada Estado para crear las condiciones para la aplicación efectiva de los derechos reconocidos en la Convención. La calidad de la "exigibilidad" nos dice que cualquier ciudadano u organización puede requerir para ellos, o los gobiernos se enfrentarían a una demanda a nivel nacional o internacional.
Por esta razón la OMEP debe exigir públicamente que los derechos de la CDN deben cumplirse para todos los niños.
Ahora bien, como dijimos antes, sabemos que no todos los países pueden o quieren cumplir. Muchas veces esto es más una cuestión de prioridades y política, que un problema económico (recuerde la ayuda a los bancos en crisis o el gasto de la guerra, etc). Así, en OMEP, debemos ser estratégicos, trabajando en dos cuestiones:
a) Generar más poder (del bueno), mayor visibilidad política, consiguiendo mejores aliados y
b) Ser flexibles (pero no romper nuestros principios) en las negociaciones y tareas de incidencia.